jueves, 30 de noviembre de 2017

Cap 10: Fatiga



El anciano Flaimer se esforzaba por continuar con  el hechizo de fuego que mantenía a ralla a la horda de ultratumba que amenazaba a los elfos. De repente, tan solo por un instante, un hormigueo recorrió sus extremidades y su visión se hizo borrosa. Esa sensación le trajo  fugaces recuerdos a su memoria.  Aquellos recuerdos le llevaron a su adolescencia mientras aprendía magia en el Bastión. “No sigas” le había gritado su mentor con urgencia mientras el muchacho se esforzaba por controlar un encantamiento. “Lo puedo conseguir” había afirmado él empeñándose, pero de repente su vista se nubló y cayó fulminado al suelo. Recordó despertar en la cama de su habitación profundamente abatido  mientras su maestro lo velaba sentado a su lado. “¿Qué me ha pasado?”  Preguntó a su mentor que ahora sonreía al verlo despertar. La charla que vino después fue una de las lecciones más importantes que aprendería de sus maestros del Bastión. Con dulzura y sosiego su maestro el explicó que la magia nace de la misma vida. El control mágico que cada persona ejerce sobre su elemento tiene un límite. El abuso de la magia conlleva un agotamiento tremendo para el cuerpo y la mente. Entrenar y aprender a dominar la magia puede aumentar la resistencia de los hechiceros pero ese aprendizaje debía hacerse con sabiduría y sosiego, de lo contrario podría significar la muerte. 
La barrera de llamas empezó a debilitarse; ahora Titón era consciente de que estaba llegando a su límite y  si continuaba pondría en riesgo su propia vida. Detrás del anciano se alzó la voz de Finred, que parecía haber leído su pensamiento:
- ¡Vamos Titón si te agotas no podrás escapar! ¡Ya hemos evacuado a todo el mundo!

Titón aceptó el consejo de su compañero y poco a poco fue disminuyendo su concentración haciendo que la barrera de fuego desapareciera progresivamente. Muchos muertos habían sido calcinados pero aún quedaban unas cuantas docenas que esperaban tras el muro. El capitán Troll había dado la orden a su legión de que permanecieran a la espera y no se arriesgaran  a ser afectados por el fuego. Titón y Finred quedaron asombrados pues pensaban que los esqueletos actuaban como animales, guiados por un instinto asesino, pero al parecer tenían capacidad de razonar e ideas propias. Eso no era buena noticia. 

Los dos magos corrieron hacia al bosque intentando dejar atrás al enemigo cuando unos de los árboles que ardían  cayó justo entre los dos magos separándolos. Las llamas se elevaron varios metros haciendo imposible esquivarlas. El anciano Titón había quedado atrapado entre el ejército de muertos y la aldea, por su parte, Finred tenía posibilidades de continuar corriendo para refugiarse en el bosque.
- ¡Finred, corre todo lo que puedas, nos encontraremos en el interior del bosque! –gritó Titón-.
El elfo sopesó las palabras del anciano mientras miraba frenético alrededor tratando de encontrar una vía de escape para su aliado. Las llamas crepitaron con violencia y se alzaron aún más haciendo insoportable el calor.
- ¡Buscaré ayuda, aguanta! – la voz del elfo destilaba culpabilidad. Aquel mago había arriesgado su vida por ayudar a su pueblo, debía encontrar  una forma de rescatarlo. 

El viejo Flaimer corrió unos metros alejándose de la arboleda incendiada. A pesar de que el fuego era su elemento y el calor le resultaba agradable, el descontrol de las llamas había tornado la situación en peligrosa, sobre todo ahora que su poder estaba al límite. En ese instante  unas figuras  salieron de entre unas cabañas situadas a la espalda del mago.
- ¡Auxilio!- las voces  suplicantes hicieron fluir la adrenalina del mago.  

Una pareja de elfos ancianos eran perseguidos muy de cerca  por un pequeño destacamento de esqueletos que habían logrado esquivar el fuego. Los infelices trataban de poner distancia con sus perseguidores pero sus movimientos eran lentos y torpes, pronto serían alcanzados.  Titón, siendo consciente de que le quedaban muy pocas fuerzas, conjuró un pequeño orbe de fuego, una minúscula voluta que flotaba en su mano y resplandecía con un fulgor rojizo. El hechizo  se convirtió en una furiosa llama que bailaba en la mano del viejo mago. Con un poco más de concentración la bola de fuego se hizo más grande hasta alcanzar el tamaño de una gran calabaza. Extendió el brazo apuntando hacia el grupo de  muertos y proyectó la bola que viajó a gran velocidad. El conjuro impactó de lleno en el escudo del esqueleto que iba más adelantado y una gran explosión de llamas hizo saltar por los aires a todo el destacamento. Huesos en llamas y cenizas fue lo único que quedo de los atacantes. Los ancianos, impulsados por la onda expansiva del hechizo, rodaron por el suelo pero pronto reanudaron su huida, no sin antes lanzar una mirada de agradecimiento a Titón. 
Titón se dispuso a seguir el ejemplo de los ancianos elfos cuando su vista se nubló un instante y a punto estuvo de caer. El último conjuro había terminado con sus reservas de energía y ahora sus piernas se negaban a obedecer. De repente una fatiga muy intensa se apoderó del viejo Flaimer que tuvo que arrodillarse para no caer al suelo bruscamente. El combate contra Górmul; el hechizo de barrera de fuego y el último azote de llamas había dejado su reserva mágica totalmente agotada. 

Mientras jadeaba por el agotamiento, Titón alzó la vista para encontrarse con su perdición. Los muertos se habían dado cuenta de la debilidad del mago y se acercaban riendo con carcajadas escalofriantes. Los movimientos de sus enemigos y el roce de unos huesos con otros arrojaban un sonido horrible parecido al de cientos de serpientes cascabel acercándose a su presa. Estaba perdido. 
Arrodillado y vencido, el anciano sintió temblar el suelo. El gran troll se acercaba  haciendo vibrar el terreno con sus grandes pies. Los esqueletos dejaron paso a su Capitán que se acercaba furibundo hacia la posición del mago. El anciano Flaimer se lamentó por su torpeza, había agotado su fuerza y ahora estaba indefenso.

El gigantesco Troll se paró frente al mago.
- Viejo estúpido, nadie puede parar a la Legión de Muertos. Ahora tu muerte nos convertirá en más poderosos, prepárate para formar parte de la perdición de este mundo – la voz de la bestia sonaba atascada y gutural, como si sus cuerdas vocales estuvieran impregnadas de arena.
Mientras el Troll levantaba su gigantesca maza para asestarle un golpe de muerte, Titón comprendió lo que quería decir: Al morir se convertiría en uno de ellos.
Justo cuando el Troll iba a descargar su maza sobre la cabeza de Titón el sonido de un trueno retumbó muy cerca y varios esqueletos cayeron fulminados por una magia desconocida. El Troll, muy enfadado, miró hacia el lugar del que provenía el hechizo olvidándose del mago. El anciano Flaimer hizo lo mismo, giró su cabeza para ver al responsable del conjuro que le había salvado momentáneamente la vida y se quedó totalmente helado: ¡¡¡Era Górmul!!!

7 comentarios:

  1. Gran historia,me deja con la misma intriga de siempre...

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  2. ole mi maestro que es un chuleta


    Aarón y Peque Y Lumi

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  3. Me a encantado tu historia


    Elisea

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  4. Maestro eres el mejor demudo Luis g

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  5. holaaaaa maestro soy Antonio de 6 tu historia es muy interesante y la verdad es que da un poco de miedo.

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  6. es muy guay la historia, para mi la historia es de terror

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  7. Aquí sigo indignadísima y enganchada!!!

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