jueves, 12 de abril de 2018

CAP 24: Nos volveremos a ver


La luz tibia del amanecer bañó la llanura sobre la que reposaba el Bastión. Elisea, siguiendo las últimas órdenes de su exlíder Luis Gabriel,   apresuró los preparativos y en unas cuantas horas consiguió que la fortaleza tomara tierra sin sufrir daño alguno. Aquella mañana nacía excepcionalmente ajetreada. Los miembros del Consejo se hallaban reunidos a las puertas esperando a que les asignaran sus misiones. 


Rosa, la recién ascendida líder de los 18,  observaba la escena con amargura. Una sensación de impotencia y melancolía la mantenían ausente. Aferraba el mango de su espada con tensión y a veces deseaba desenvainarla y correr al encuentro de Górmul. Ansiaba con toda la fuerza de su corazón partir con el resto de sus compañeros, vivir aventuras y conseguir el Zafiro salvador  pero su lugar estaba entre las murallas de la ciudadela. Había jurado defender el Bastión Elemental  hasta el final de su vida, debía liderar la defensa y mantener el ánimo de sus soldados. Una lágrima asomó en sus preciosos ojos marrones que parecían la superficie de una taza de chocolate caliente pero, con disimulo, la limpió con el dorso de su guantelete.  Ahora debía ser fuerte, apoyar a sus compañeros y organizar la defensa del Bastión. 


"Ni una de esas malditas criaturas pondrá  un pie en esta fortaleza mientras me queden fuerzas para sostenerme en pie" - se prometió a sí misma-.

Una mano se posó sobre su hombrera y la sacó de sus pensamientos. 


- Rosa, creo que estamos preparados para partir -dijo Teilla-. Estamos esperando tus órdenes.


La líder del Consejo se frotó la cara con las manos intentando borrar cualquier rastro de duda de su rostro y se dio la vuelta para atender a la adivina del Consejo. Al mirar a Teilla no pudo evitar sorprenderse, la joven tenía aspecto de estar enferma y de no haber dormido en días. 


- Pero Teilla ¿qué te sucede? tienes mal aspecto ¿te encuentras bien? -preguntó Rosa preocupada.

 La joven adivina esbozó un amago de sonrisa y pasó la mano por su cabello en un gesto nervioso.

- Esta noche no he dormido bien, después de lo que se dijo en la asamblea no hago más que contemplar visiones espeluznantes relacionadas con la muerte. 


Rosa no pudo evitar sentirse culpable, sabía que las misiones que iban a emprender muchos de sus compañeros eran peligrosas, tal vez a muchos de ellos no los volvería a ver. Este pensamiento solo hizo crecer su amargura. Intentó mantener la serenidad. 


- Es normal que tengas miedo Teilla, además tus visiones no son tan enigmáticas. Ver muerte cuando se nos viene encima un ejército de muertos no es ningún secreto - dijo tratando de calmar la angustia de su compañera-.

- Pero hay algo más, es un sentimiento extraño. Un frío antinatural y una magia prohibida…es difícil de explicar -dijo Teilla casi susurrando.

- Bueno, teniendo en cuenta que Górmul está usando magia prohibida y que se encuentra en el Norte donde hace más frío que en una fiesta de pingüinos…sigo sin ver tu preocupación -añadió Rosa tratando de ocultar sus temores bromeando-.

Teilla esta vez sonrió e hizo un gesto con la mano como quitando importancia a sus palabras.

- No me hagas caso, tienes razón, mis visiones cuadran con lo que sucede  ahora mismo en  Dámbil, tal vez no debería de preocuparme tanto.

- Claro que no.

Teilla asintió.

Un muchacho con coraza ligera se aproximó. Cargaba una bolsa a la espalda llena de provisiones y dos espadas recurvas.

- Perdonad pero el  sol ya está alto, Rosa, todos estamos esperando tus órdenes –dijo Joaquín de los Terrarus.

Rosa observó al muchacho, pensó que se sentía mucho más segura sabiendo que Joaquín estaba allí. Era calculador e inteligente. Sabía trazar planes y ponerlos en marcha, sin duda era uno de los más capacitados para cualquier misión.

- Está bien, ha llegado el momento –suspiró Rosa que se encaminó a las puertas donde le esperaban todos sus compañeros-. 

            Intentó que su paso fuera seguro  y tragó saliva para que la carraspera no la traicionara, necesitaba que su voz transmitiera la autoridad que requería la situación. Buscó en un pequeño fardo que colgaba de su cadera un trozo de pergamino en el que había organizado todo el plan para sus compañeros. Había analizado cuidadosamente las cualidades y habilidades de los miembros del Consejo para destinarlos  a la misión más adecuada. El estado del pergamino era testigo de que no había sido una tarea fácil, los borrones y tachones hacían difícil leer las anotaciones finales. Rosa observó que reinaba un silencio expectante, todos esperaban ansiosos sus palabras. No los hizo esperar más.


- Antes de empezar, quiero que entendáis que os he asignado las misiones pensando en lo mejor para Dámbil. Os pido que mostréis madurez y comprendáis que todo esto no es fácil para mí –dijo Rosa mirando a sus compañeros-. He confeccionado cuatro equipos con misiones importantísimas…- en ese preciso instante Yumara llegó a las puertas dando voces muy nerviosa-.

- ¡¡¡Ha mordido el anzuelo!!! ¡¡Ha caído en la trampa!!- dijo exultante.

- Tranquilízate Yumi, cuéntame que ha pasado, despacio, por favor- imploró Rosa-.

- Nuestros mensajeros del Norte -Yumi hizo una pausa y trató de recobrar el aliento- nos informan de que Górmul ha movilizado todas sus tropas y vienen al Bastión ¡¡El plan está dando resultado!!- dijo con entusiasmo. 


Rosa intentó digerir la nueva noticia, no había terminado de amanecer y se había visto obligada a asimilar demasiadas cosas. A lo mejor estaba siendo excesivamente negativa aunque prefería pensar que era prudente. Yumara  no entendía que acababan de confirmarle que una marea de muertos invadiría la ciudadela en menos de seis días, eso no podía ser bueno. No obstante, Górmul había mordido el anzuelo, el plan estaba en marcha. 


- Gracias Yumi, es una noticia estupenda -contestó tratando de esconder sus dudas- Ahora por favor, necesito que me prestéis atención –Rosa suspiró intentando recobrar el hilo tras la interrupción-. Como podéis ver, la suerte está echada, en menos de seis días, quizás menos, tendremos en nuestras puertas el mayor ejército  jamás visto en el mundo mágico –alzó la mirada y contempló los rostro serios de sus compañeros, por primera vez Rosa sintió que la responsabilidad pesaba como un fardo de plomo en sus espaldas-. El plan acordado en la asamblea es el siguiente, bajar el Bastión para provocar a Górmul y cuando nos ataque, usar el Zafiro de estrella en la Pirámide para atrapar de nuevo todas las almas condenadas. Es un plan sencillo pero no exento de dificultad. Necesitamos organizar bien los pocos recursos que tenemos, por eso he hecho cuatro equipos que tendrán que cumplir con su misión si queremos que todo salga bien.  El primer equipo tendrá como objetivo buscar el Zafiro de Estrella –Rosa desenrolló un mapa que tenía bajo el brazo- Buscaremos en el noroeste, cerca de los últimos clanes de orcos y trolls que habitan a las faldas de la cadena montañosa de Cuernoafilado. Las últimas pistas sobre el Zafiro se pierden en este lugar. Los miembros de este equipo serán Luis Gabriel- al escuchar su nombre el muchacho hizo un gesto de agradecimiento a Rosa por respetar su deseo de partir en busca del Zafiro- Joaquín, Juan y Aarón. Recordad que además del Zafiro, debéis reunir toda la ayuda posible de los orcos y trolls. No servirá de nada el Zafiro si no somos capaces de aguantar el asedio de  Górmul y su ejército de muertos. 

Luis Gabriel y Joaquín estaban cerca de Rosa cuando está los nombró como los responsables de encontrar el Zafiro. Juan y Aarón esperaban apoyados sobre las puertas del Bastión. Vestían sus mejores armaduras, bien protegidos y pertrechados para la misión. Las instrucciones de Rosa eran claras, los cuatro partirían sin monturas, no podían ir por los caminos, tendrían que atravesar espesos bosques y superar montañas, los animales no estaban preparados para esos terrenos. Además, era totalmente necesarios que su búsqueda permaneciera en secreto, si Górmul descubría sus intenciones no volverían a pisar el Bastión, sus enemigos se encargarían de que no regresaran. 


Rosa volvió a tomar la palabra, el resto de compañeros se agitaban nerviosos, esperando que se les asignara una tarea. Todos estaban ansiosos por contribuir a la causa.

- El siguiente  equipo estará formado por Teilla, Diana y… -la voz de la líder acusó las dudas  que acarreaba la decisión que había tomado-…y Domi. 


Las tres muchachas dieron un paso al frente. Teilla y Diana eran inseparables y se sonrieron mutuamente. Domi permanecía seria, serena, esperando las instrucciones. No hacía mucho tiempo aquellas tres estarían saltando de alegría por partir juntas en la misma misión, pero Rosa sabía que algo se había roto entre ellas, algo que escapaba a su comprensión. Tenía la esperanza de que las tres pudieran dejar sus diferencias a un lado y completar la misión que les iba a encomendar. 


- Teilla –dijo Rosa mirando a la adivina-. Os he elegido a las tres para que partáis en busca de refuerzos al sur. Necesitamos de la ayuda de los duendes, recordadles que tienen un deber que cumplir y una alianza que respetar. Los necesitaremos llegado el momento de la gran batalla.


 Teilla afirmó con la cabeza, no era una misión fácil. Tenían pocos días para ir y volver con la ayuda de los duendes. El viaje por las tierras del sur no era sencillo, había que atravesar el Bosque Sombrío y localizar los asentamientos de duendes.


- Además –añadió Rosa- no podéis dejar de buscar el Zafiro, recordad que las pistas señalan al norte pero no por eso debemos de dejar de buscar en otros lugares. 

Domi era la única de las tres que portaba armadura, sus dos compañeras iban con túnicas ligeras. Ella era la guardiana del Bastión, no entendía porque tenía que partir cuando su deber era proteger las murallas. Luchaba contra sí misma para  no preguntar a Rosa pero la curiosidad le pudo más y cuestionó a su líder: 


- ¿Por qué tengo que dejar el Bastión? Soy guardiana de esta ciudadela, este blasón –dijo la muchacha señalando el ojo abierto que  adornaba su coraza- significa que debo vigilar y velar por la seguridad del Bastión. No entiendo porque debo ir yo…

- Entiendo tus dudas, Domi –dijo Rosa- pero te puedo asegurar que son muchas las razones por las que creo que eres más valiosa fuera que dentro. Si  cumplís vuestra misión, volverás al Bastión con un ejército de duendes para proteger las murallas ¿Acaso no tendrá más posibilidades de sobrevivir la ciudadela con más defensores? –Preguntó Rosa-.

- Es cierto –tuvo que reconocer Domi al entender el razonamiento de su líder-.

- No se hable más, partiréis las tres en busca de la ayuda de los duendes. En cuanto al tercer equipo –continuó Rosa- tendrá como misión buscar la ayuda de los elfos que se dispersan por las tierras del oeste. Sus arcos serán muy necesarios cuando comience la batalla. Luis, Pepi, Lumi y Finred. 


Al decir el nombre del elfo, Rosa sintió un profundo pesar. Desde que llegara a la ciudadela y lo conociera en la biblioteca, Rosa no se había separado de Finred. Gentil y de ojos sinceros aquel elfo se estaba ganando un hueco en el duro corazón de la líder de los 18. Le costaba separarse de él pero sabía que Finred podía ser de gran ayuda para convencer a los elfos de que los ayudaran en su batalla contra Górmul y ella por desgracia debía quedarse en el Bastión. 

El elfo por su parte, ya presentía que se tendría que separar de Rosa y eso no hacía más que aumentar su amargura. Cualquier misión era difícil pero los enclaves de los elfos habían sido los primeros en sufrir la cólera de Górmul, sería difícil reagrupar a los supervivientes y convencerlos de que ayudaran al Bastión. Si no volvía, jamás podría decirle a Rosa lo que sentía por ella pero eso reafirmó su determinación y coraje. Tenía que cumplir con su misión para volver y decírselo, se juró a sí mismo. 


Luis observó con desdén el grupo que le había tocado. Todos segundones de bajo nivel, pensó. El elfo parecía poderoso pero había sido derrotado por los muertos una vez, lo que quería decir que era un perdedor. A él le hubiera gustado estar con Joaquín, Aarón y los demás. Buscar a elfos perdidos era una misión para nenazas y empezó a pensar que aquella decisión de enviarlo con ese grupo era una maniobra de Rosa para quitarlo de en medio durante algún tiempo. Miró el Bastión y se dijo que tampoco era muy apetecible quedarse en aquella ratonera, así que se guardó sus pensamientos y aceptó con desgana el encargo.  


- El resto, os quedaréis en el Bastión –dijo Rosa que continuó leyendo el pergamino arrugado que sostenía en su mano-  Hay muchas cosas que preparar antes de que comience la batalla:

Eli y Titón, vosotros tenéis la misión de estudiar la magia de la pirámide y preparar todo para cuando llegue el zafiro. 
 

Rafi, tu eres nuestra sanadora, te necesitamos aquí para cuando las cosas se pongan feas. Cada vida que salves será un muerto menos en las filas de Górmul.
- Puedes contar conmigo –dijo Rafi, la sanadora, mientras hacía una pequeña reverencia-. 



- El Bastión ya ha mandado un mensaje a todas las poblaciones para pedir ayuda, son muchos los que están llegando dispuestos a luchar a cambio de refugio. Cande y Yumara  os encargaréis de adiestrar a todos los aldeanos que vengan a refugiarse al Bastión. Toda mujer y hombre capaz de portar armas tendrá que defender las murallas y vosotras debéis enseñarlos a hacerlo –dijo Rosa continuando con la asignación de misiones-. 


- Antonio tu estarás encargado de preparar las murallas y las máquinas de asedio – ordenó Rosa mirando fijamente al muchacho-.

- Cuando los muertos lleguen les recibiremos con una lluvia de fuego –dijo Antonio sonriendo-. 



Poco a poco, los grupos se congregaron definitivamente preparados para marchar. Los miembros del Consejo que se quedaban en el Bastión permanecían junto a las puertas para despedir a sus compañeros y desearles suerte. 


Rosa suspiró, la suerte estaba echada. Se giró y se plantó frente a sus compañeros. Se marchaban, necesitaban unas palabras de ánimo, ella era su líder, tenía que mostrar esperanza en la despedida. En las empresas difíciles nunca puede faltar como guía una buena dosis de ilusión. No se extendería, sabía que la emoción quebraría su voz y ensombrecería los corazones de sus compañeros.

- Nos volveremos a ver -dijo al fin  regalándoles su mejor sonrisa.

Sus compañeros sonrieron y emprendieron su camino en diferentes direcciones. Nunca tan pocas palabras prometieron tanto "Nos volveremos a ver", significaba que todos llegarían de sus misiones sanos y salvos y que el Bastión estaría en pie para recibirlos como héroes.

Poco a poco las figuras de los miembros del Consejo se perdieron en el horizonte. Rosa quedó sola frente a las puertas, entonces la lágrima que había borrado de su rostro volvió, pero esta vez la dejó libre para que se deslizara a su antojo por su mejilla.

6 comentarios:

  1. Impresionante, como describes a tus alumnos y le introduces en un mundo de fantasía, haciendo q por un momento se aislen de la realidad q les rodea y vivan una auténtica aventura.Te admiro muchísimo!!!! Y te aprecio aún mucho más

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  2. la historia esta muy interesante Joaquin Elisea Luis Yumi la china

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  3. maestro esta mu bonica por la abuela TEIYA

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  4. ESTA ESTA MU CHULACA POR LA MAMA diana

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  5. Mestro me a encantado el capitulo 24 pero queria estar en el otro equipo joo

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  6. la mejor historia que estoy escuchando por los niños
    rosa

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