martes, 10 de abril de 2018

Amor en Dámbil


Érase una vez un joven llamado Antonio. Era alto, tenía los ojos verdes, el pelo negro y era moreno de piel. Un día iba caminado y al darse cuenta vio una ciudad flotante, fue a  subir pero no podía.  Se encontró con una mujer que tenía el pelo rubio y corto y los ojos marrones. 

- Hola me llamo Antonio ¿y tú?                                      
- Yo me llamo Victoria
- Me gustaría subir a esa ciudad flotante -dijo Antonio-.
- ¿Por qué quieres subir a esa ciudad?  - preguntó Victoria-.
- Voy a ver a mi amigo  Titón    - contestó Antonio-
- Espera que se lo diga -dijo Victoria-
- Vale -dijo Antonio- pero ¿cómo se sube?
- Por los portales y por las piedras de salto.

A Victoria le gusto la forma de hablar del muchacho y a Antonio le gusto el pelo de ella y se miraron a los ojos fijamente. En ese momento Antonio sintió esa mirada profundamente en su corazón, sintió algo que nunca sintió. Victoria sintió un sentimiento muy agradable.
Al día siguiente, Antonio fue a Dámbil a hablar con   Titón  entonces vino Victoria y les preguntó de qué hablaban. Entonces Antonio dijo que se iba porque le estaba esperando su padre y que volvería al día siguiente.  

- ¿De qué hablabais? Preguntó Victoria.
- De la Rosa dorada –dijo Titón-.
- Ah - dijo Victoria-.
Al día siguiente vino Antonio, se encontró con Victoria. Victoria le dio la mano y se la apretó fuerte como si nunca se la quisiera  soltar.  Antonio tampoco la quería soltar nunca entonces los pilló Titón pero se hizo el tonto.  Pero Antonio lo vio y le dijo:
- Titón, espera te tengo que decir algo. Me  he enamorado de Victoria.
Victoria lo escuchó detrás de la puerta y entró:
- Yo también estoy enamorada de ti.
 A los 2 meses se casaron tuvieron dos mellizos y se llamaron, uno Antonio y la otra Victoria.

Escrita por Aarón Utrera 

No hay comentarios:

Publicar un comentario