martes, 10 de abril de 2018

La guardiana


Era una noche de lluvia del  sábado 12 de enero a  las 5 de la madrugada. La ciudad de Dámbil estaba en guerra, no paraban de matar. Yo estoy segura pero pronto me encontrarán  y  tengo que salir de aquí. ¡A luchar! Yo soy la guardiana del Bastión y  tengo unos documentos muy importantes. Si los queréis tendréis que luchar conmigo. Mis enemigos me dijeron:
-          No queremos luchar contigo, danos los documentos  si no quieres que te matemos.
-          No os lo voy a dar tendréis que luchar conmigo si los queréis.
Decidieron luchar conmigo
EMPEZAMOS  A LUCHAR
A uno lo maté y a otro le hinqué mi filosa espada, por fin maté a todos. Solo quedaba el rey el más  fuerte, era muy grande  con un escudo  de pinchos. 
-Ya has matado a toda mi gente pero  ahora te toca a ti - dijo el rey-.
LUCHAMOS

Luché pero no podía más, estaba muy mal. Él se creyó  que yo había muerto. Me levanté del suelo me tiré para sus espaldas y le hinqué mi espada en el corazón. Tomé el documento y estaba sola miré para todos lados pero no había nadie.

Tengo que guardar los documentos porque allá donde voy hay más peligros. Llegué  a otra ciudad pero estaba sola también. Estaba destruida pero vi a alguien detrás de una casa.
-¡Alto ahí! ¿Quién eres? – dijo mi compañera Cande-.
- Soy la guardiana del Bastión – contesté yo-.
- Vale ¿estás sola? - preguntó Cande-.
- Sí -dije yo-.
- ¿Por qué estás sola?
- Porque en la ciudad de Dámbil ya no hay nadie, querían los  documentos pero no dejé que se los llevaran y  luche con todos ellos.  
-¿Quieres que seamos un grupo?- dijo Cande-.
- Vale, lucharemos con todos los enemigos que nos quedan.
- No será fácil luchar con todos ellos -dijo Cande-. Sigamos el camino

Andamos y andamos pero no veíamos a nadie.
- ¿Pero qué es eso? -dijo Cande-.
- Ahí están nuestros enemigos, los encontramos –dije yo-.
- Sí, hay muchos.
- Vamos.
Luchamos con un montón de guerreros  pero Cande no  podía  más tenía  una espada hincada en la barriga. Yo seguí luchando no podía más pero seguí  luchando.  Mi cuerpo no podía más pero vi a cande tirada  en el suelo y le dije:
-Cande estas bien.
-No podré aguantar más -dijo Cande- no...no..pué..
- No por favor, aguanta.
 Pero ella murió, gracias a su sacrificio los documentos siguieron a salvo.  

Escrita por Domitila Vilches

No hay comentarios:

Publicar un comentario