Era una noche de lluvia del
sábado 12 de enero a las 5 de la
madrugada. La ciudad de Dámbil estaba en guerra, no paraban de matar. Yo estoy
segura pero pronto me encontrarán y tengo que salir de aquí. ¡A luchar! Yo soy la
guardiana del Bastión y tengo unos documentos
muy importantes. Si los queréis tendréis que luchar conmigo. Mis enemigos me dijeron:
-
No queremos luchar contigo, danos
los documentos si no quieres que te
matemos.
-
No os lo voy a dar tendréis
que luchar conmigo si los queréis.
Decidieron
luchar conmigo
EMPEZAMOS A LUCHAR
A uno lo maté
y a otro le hinqué mi filosa espada, por fin maté a todos. Solo quedaba el rey
el más fuerte, era muy grande con un escudo
de pinchos.
-Ya has matado
a toda mi gente pero ahora te toca a ti
- dijo el rey-.
LUCHAMOS
Luché pero no podía más, estaba muy mal. Él se creyó que yo había muerto. Me levanté del suelo me
tiré para sus espaldas y le hinqué mi espada en el corazón. Tomé el documento y
estaba sola miré para todos lados pero no había nadie.
Tengo que guardar los documentos porque allá donde voy hay más
peligros. Llegué a otra ciudad pero
estaba sola también. Estaba destruida pero vi a alguien detrás de una casa.
-¡Alto ahí! ¿Quién eres? – dijo mi compañera Cande-.
- Soy la guardiana del Bastión – contesté yo-.
- Vale ¿estás sola? - preguntó Cande-.
- Sí -dije yo-.
- ¿Por qué estás sola?
- Porque en la ciudad de Dámbil ya no hay nadie, querían los documentos pero no dejé que se los llevaran y luche con todos ellos.
-¿Quieres que seamos un grupo?- dijo Cande-.
- Vale, lucharemos con todos los enemigos que nos quedan.
- No será fácil luchar con todos ellos -dijo Cande-. Sigamos el
camino
Andamos y andamos pero no veíamos a nadie.
- ¿Pero qué es eso? -dijo Cande-.
- Ahí están nuestros enemigos, los encontramos –dije yo-.
- Sí, hay muchos.
- Vamos.
Luchamos con un montón de guerreros pero Cande no
podía más tenía una espada hincada en la barriga. Yo seguí
luchando no podía más pero seguí
luchando. Mi cuerpo no podía más
pero vi a cande tirada en el suelo y le
dije:
-Cande estas bien.
-No podré aguantar más -dijo Cande- no...no..pué..
- No por favor, aguanta.
Pero ella murió, gracias a
su sacrificio los documentos siguieron a salvo.
Escrita por Domitila Vilches
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